Creencias y prejuicios:
El ser humano no es un observador objetivo, ya que su propia naturaleza lo hace subjetivo en sus apariencias, sentimientos, pensamientos y acciones.
A esta situación hay que sumarle las distintas experiencias por las que atraviesa, así como su formación y la información a la que tiene acceso, la que selecciona y la que incorpora a sus saberes y habilidades. Esto hace que en su formación y su experiencia se vayan creando filtros, supuestos y estilos personales que condicionan su mirada.
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